viernes, 10 de enero de 2014

Reseña de Brasil, ficciones de argentinos. Por Edgardo Scott para Revista otra parte.

Los límites geográficos no siempre coinciden con los imaginarios. El Amazonas, por ejemplo, en el imaginario pertenece a Brasil. Pero la ficha técnica de Fitzcarraldo nos entera que se filmó en Iquitos; en el Amazonas, sí, pero en el Amazonas peruano. Brasil. Ficciones de argentinos es una antología que realizaron Isis Costa McElroy y Eduardo Muslip. El libro ha reunido una variedad de relatos de autores argentinos en los que Brasil se presenta una y otra vez como paraíso perdido, como avatar y fatalidad de desvío, como decepción y maravilla de nuestra imaginación.


Entonces el Brasil de este libro es el Brasil de los sueños. Sueños, fantasías que van desde la chica perfecta, turista carioca en Buenos Aires, que podría sacar por un instante de su mediocridad a un vendedor de libros (Luis Mey), hasta el lujoso all-inclusive que podría contener y consolar a una madre y a su pequeña hija en sus primeras vacaciones solas (Inés Garland). Es notorio cómo a partir del catálogo de representaciones que la antología va generando, Brasil se propone como nuestro primer exterior, nuestra primera y más cercana ajenidad. Una ajenidad que tal vez comience, de manera tan implícita como evidente, por el idioma. Esto se advierte en el cuento de Federico Bustos, pero sobre todo en “Un buen rapaz”, de Carmen Cáceres Miranda, donde se dice: “Es que me doy cuenta de repente, por una palabra mal dicha o por el gesto diferente de sus mujeres”. El desencuentro, el malentendido y la ignorancia son recurrentes a lo largo del libro.


Ese don de poder representar otro lugar hace que Brasil aparezca en muchos relatos como motivo o recurso de experiencia. Por eso predominan, con diferentes estilos, los relatos de iniciación (Patricia Suárez, Luciana De Luca, Alejandra Laurencich, Facundo R. Soto). Un solo cuento, cálido y sobrio, de Lilia Lardone, refleja otra función que supo y sabe ofrecer Brasil para la Argentina: un lugar de exilio. Porque no sólo en vacaciones y carnaval los argentinos han ido a Brasil; también lo han hecho en épocas difíciles.
Por otro lado, los cuentos de Franco Vaccarini, Gabriela Bejerman y la crónica final de Hebe Uhart son los textos más experimentales del libro; en ellos la representación de Brasil se aleja del realismo y se indaga, congela y reinventa con diferentes tonos y recursos formales.


Brasil. Ficciones de argentinos es un precioso ejemplo de cómo las antologías, cuando no surgen de encargos o estrategias comerciales sino de la lectura y de su natural voluntad asociativa, se vuelven libros exquisitos e inteligentes. “¿Qué representa Brasil para los argentinos?”, comienza el prólogo. La conclusión no es unánime; pero, a cambio, resulta innegable el lugar amplio y trascendente que Brasil ocupa en el imaginario de los argentinos o, al menos, en el imaginario de los que construyen su imaginación colectiva: sus escritores.




sábado, 4 de enero de 2014

Reseña de Brasil, ficciones de argentinos. Por Eduardo Muslip para Diario Perfil.

Los cuentos que Isis Costa McElroy y yo reunimos en Brasil: ficciones de argentinos y los artículos y crónicas que seleccionamos para Passo da Guanxuma: contactos culturales entre Brasil y Argentina muestran un mismo objetivo: explorar las maneras en que desde una sociedad se observa la otra, y cómo esa mirada informa también sobre el observador. Observación que parte de un interés genuino y que enfrenta el desafío de desmontar idealizaciones, estereotipos, imágenes cristalizadas sobre el otro y sobre nosotros mismos. 
Brasil: ficciones de argentinos, publicado por Casa Nova, reúne relatos en que escritores de distintos puntos de Argentina llevan su imaginación al terreno brasileño. Los disparadores son muy diversos: hay viajes de placer y hay exilios; hay representaciones realistas y derivas oníricas, están la imposibilidad de registro del otro y el intento de entrar en su subjetividad. Algunos autores son figuras con largas y reconocidas trayectorias, como Lilia Lardone o Hebe Uhart; otros son narradores de producción muy reciente. Está lo onírico en las ensoñaciones de los personajes del cuento de Alejandra Laurencich y en las metamorfosis de Vaccarini; están las diversas fantasías sexuales en los relatos de Facundo R. Soto, Luis Mey o Gabriela Bejerman; está la posibilidad de articular una narración que juega con las continuidades y rupturas entre las lenguas y culturas en los textos de Federico Bustos o Carmen Cáceres; están los diversos rituales de iniciación o de pasaje que tienen a Brasil como escenario en los cuentos de Patricia Suárez, Inés Garland y Luciana de Luca. 
El otro libro, Passo da Guanxuma: contactos culturales entre Brasil y Argentina, editado por la Universidad Nacional de General Sarmiento, reúne trabajos de la mayoría de los protagonistas actuales de la difusión de la literatura brasileña en Argentina, y de algunas figuras que muestran las aproximaciones de Brasil hacia Argentina. El nombre Passo da Guanxuma se refiere a un espacio ficcional fronterizo entre los países, fabulado por el escritor Caio Fernando Abreu. El libro ofrece un mapa amplio de nombres, anécdotas, exploraciones, abordajes. Estos aportes se retoman en los textos de cierre de Elvira Arnoux y Gonzalo Aguilar, dos figuras que desde hace muchos años vienen trabajando y formando equipos, con conciencia de la necesidad del cruce de lo editorial, universitario y político para el tejido de una red que nos coloca más allá de nuestras fronteras intelectuales y geográficas. Si las especulaciones académicas suelen llevar a distintas formas de solipsismo, resultan estimulantes las perspectivas que ponen el foco en lo que en principio nos es ajeno, y que empieza a dejar de serlo como resultado de estas búsquedas.

Link: http://www.perfil.com/cultura/Dos-libros-recientes-20131215-0049.html

Reseña de Brasil, ficciones de argentinos. Por Mariano Dorr para RADAR / Página 12.

SE HABLA PORTUÑOL

La amistad y el intercambio intelectual entre el escritor argentino Eduardo Muslip y la profesora de Literatura brasileña Isis Costa McElroy dio lugar en estos últimos años a una serie de investigaciones interdisciplinarias y un conjunto de textos literarios que ahora se presentan como dos libros. En Brasil. Ficciones de argentinos y Passo da Guanxuma. Contactos culturales entre Brasil y Argentina, desde la ficción y el ensayo, respectivamente, se ponen en juego los cruces históricos, políticos, artísticos y lingüísticos entre los tan lejanos y tan cercanos gigantes sudamericanos.


La temática del viaje había sido uno de los tópicos más intensos del último libro de Eduardo Muslip, Phoenix (Malón, 2009); entre las dedicatorias aparecía el nombre de Isis Costa McElroy como una de las amigas “que tuve la dicha de conocer en mi estadía en Phoenix”. Entre la amistad y el intercambio intelectual, Muslip (autor de Plaza Irlanda y La vida perdurable, entre otros) y Costa McElroy (profesora de Literatura brasileña en Arizona State University) exhiben en estos dos libros el resultado de una serie de investigaciones interdisciplinarias y un conjunto de textos literarios presentados en el Encuentro Cultural Passo da Guanxuma, realizado en la Universidad Nacional de General Sarmiento en julio de 2009. El nombre de Passo da Guanxuma fue tomado de la obra de Caio Fernando Abreu, “un narrador en cuya obra se establecen múltiples referencias a la literatura rioplatense; ese passo refiere a un espacio fronterizo ficcional entre Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina”, escriben Muslip y McElroy en el prólogo de Brasil. Ficciones de argentinos.
La mirada del viajero es uno de los rasgos comunes a los doce relatos que componen las “ficciones de argentinos”. Muslip y McElroy se preguntan qué es exactamente lo que obnubila –del Brasil– a la mirada argentina: las ciudades costeras, los bosques y cerros, los cuerpos de sus habitantes en las playas o en las fiestas populares o deportivas, las marcas raciales, de clase, de género. Y la música. En el actual contexto de integración latinoamericana, la mirada se detiene también en el desarrollo económico y en la expansión del sistema educativo y científico. Hay una histeria del observador, un movimiento oscilante: “Por suerte no somos como ellos; por desgracia no somos como ellos”. En “Como un pez durmiendo”, de Federico Bustos (el primero de los cuentos de Brasil. Ficciones de argentinos) un hombre camina por la playa bajo un sol inmóvil, del trabajo a su casa. Es un empleado argentino de la Bolsa de Comercio de Río de Janeiro; en su departamento lo espera Simone, presumiblemente para terminar con él. En el camino se encuentra con Parménides, un profesor de surf cuya escuela cuenta con un solo alumno. La conversación, la cerveza, el porro y las estupideces de Parménides sumergen al protagonista en una deliciosa demora que lo interna en el mar hasta el momento de enfrentar los fantasmas de un amor roto.
En “Azul turquesa”, de Inés Garland, una mujer y su hija preadolescente se registran en un hotel all-inclusive; el viaje funciona como una forma de reencuentro entre madre e hija luego de los descuidos propios de todo divorcio. En cuanto ingresan a su habitación, la niña llora porque extraña a su padre. La soledad de la narradora conmueve. Como dijera Scott Fitzgerald, se trata de una mujer cuyo espíritu un día finalmente se partió como un plato viejo. Pasa las horas bebiendo alcohol, conversando con otros viajeros, fantaseando con un muchacho chileno que podría ser su hijo. La fantasía sexual es un elemento que regresa en distintos cuentos; Brasil opera como territorio de libertad y desinhibición de los cuerpos. En “La mujer que me gusta llega tarde a la playa”, de Gabriela Bejerman, por ejemplo, la narradora pone la mirada en dos mujeres que se seducen en el mar de la prosa poética.
Es imperdible la crónica de Hebe Uhart, “Río es un estado de ánimo”, donde la ciudad carioca es descripta –y se describe a sí misma– como una sinfonía coral donde siempre hay mucho de todo. En una postal, por ejemplo, “hay diez tucanes”, y sobre un semáforo “hay diez pajaritos posados”, escribe Uhart con asombro. Las anotaciones de la cronista no tienen desperdicio: “El carioca no parece amante de las definiciones tajantes, ni deseoso de señalar la diferencia entre lo que es y lo que debería ser. Mis diálogos eran más o menos así: –En esa esquina debería haber un semáforo, es un cruce peligroso. Interlocutor: –Debería, sim, mas nao existe. Y ningún comentario posterior, porque tal vez deberían existir los elefantes azules”. Al mismo tiempo, Uhart encuentra una extraña ambivalencia en los cariocas contemporáneos. Por un lado, parecen más antiguos que los rioplatenses, y por otro más modernos: “Parecen más antiguos por el lenguaje, con sus agora, mesmo, mulher, como si la lengua fuera una mezcla de latín con algún gauchesco exótico y caprichoso. Pero cuando salen de la playa y entran en la ciudad, semidesnudos pero limpios, con apenas una toalla debajo del brazo que llevan como minúsculo paquete, parecen ciudadanos del futuro”, sostiene Uhart en un texto impecable.
Passo da Guanxuma. Contactos culturales entre Brasil y Argentina es un conjunto de ensayos y artículos divididos en cruces históricos, artísticos, lingüísticos y “crónicas del contacto” académico y editorial junto a aquellos contactos propios del traductor y el escritor. En “Pampa bárbara, casa grande, hombre cordial”, Marcela Croce repasa cómo se desarrolló la ensayística del ser nacional en la Argentina y en Brasil. Del lado argentino, Croce estudia algunos textos de Ezequiel Martínez Estrada, mientras que del lado brasileño se ocupa de Gilberto Freyre y Sérgio Buarque de Holanda. Muslip y Costa McElroy escriben en el prólogo que en el análisis de Croce “pesa, en el caso de Martínez Estrada, una actitud pesimista y el rechazo al paisaje natural y humano observado, frente a las diversas maneras en que los intelectuales brasileños, a pesar de sus contradicciones, mantienen una voluntad de integrar las complejidades de su historia y de adaptar las ideas europeas a la realidad brasileña”. Entre el pesimismo de Martínez Estrada frente a una “pampa bárbara” que oprime y la fantasía brasileña de la “casa grande” se dibujan las “líneas dominantes del modo en que argentinos y brasileños se ven a sí mismos”. En el estudio de los cruces y cortocircuitos culturales entre ambas naciones cobra especial interés el artículo de Cecilia Palmeiro, donde la figura de Néstor Perlongher aparece, tanto en la Argentina como en Brasil, encarnando un passo, un punto de frontera, contrabando y filtraciones. Palmeiro recuerda un chiste de Perlongher: “Me llaman el padre del movimiento gay argentino cuando todos saben que soy la tía”, y agrega: “No sólo fue la tía del movimiento en la Argentina, sino que fue la madrina del movimiento en Brasil”.
Hace algunos años, el saliente presidente Luiz Inácio Lula da Silva lloraba ante las cámaras de televisión, conmovido ante los resultados de su propio trabajo, gracias al cual Brasil se habría encontrado consigo mismo. Si la alegría brasileña es contagiosa, el llanto de Lula lo es todavía más. Brasil. Ficciones de argentinos contiene historias que parecen acariciarnos o posarse en nuestra piel. El trabajo que viene registrándose entre Brasil y Argentina tiene en estos dos libros de Eduardo Muslip e Isis McElroy un ejemplo rotundo del buen encuentro entre dos países que, hasta hace poco, se miraban con desconfianza. El inminente mundial de fútbol dirá cómo sigue esta historia de cruces, entre la alegría y el vacío en la garganta, atragantada de limítrofes euforias.
Link: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5203-2009-04-26.html